Sudán
El contexto
El Sudán ha afrontado grandes dificultades en los últimos años. La independencia de Sudán del Sur en 2011 conllevó la pérdida de vida humanas y recursos de la tierra, así como tres cuartas partes de la riqueza petrolera del país. A la revolución de 2019 le siguieron un golpe de estado militar en 2021 y el conflicto armado entre facciones militares en 2023. Esta situación de inestabilidad política ha desembocado en una violencia generalizada y el desplazamiento de personas, lo que ha empeorado las condiciones económicas y de seguridad y ha provocado la escasez de alimentos y agua.
Casi siete de cada diez personas de los 45,7 millones de habitantes del Sudán viven en zonas rurales. Incluso antes del último conflicto, más de la mitad de la población del Sudán vivía en situación de pobreza. Los medios de vida rurales están limitados por el actual conflicto armado, las perturbaciones del comercio, el aumento repentino de los precios de los alimentos y el combustible, la falta de acceso a los mercados y los servicios financieros, y la escasez de agua.
Debido a la pérdida de las reservas de petróleo y las repercusiones del conflicto en curso en los principales sectores, el crecimiento se ha estancado, los ingresos públicos se han reducido y la deuda sigue siendo un problema. La situación de pobreza extrema, inseguridad alimentaria y subalimentación ha empeorado.
La productividad agrícola en el Sudán se ve perjudicada por las condiciones climáticas erráticas, la degradación de los suelos, las tecnologías deficientes, la falta de conocimientos y la inestabilidad de las condiciones de seguridad.
Los ingresos de la mayor parte de los hogares rurales dependen de la agricultura, ya que al menos el 39 % de los ingresos totales de la población rural pobre proceden de esta actividad. Por consiguiente, es fundamental potenciar la agricultura para mitigar la inseguridad alimentaria, reducir la pobreza y fomentar la resiliencia ante el cambio climático y otras perturbaciones.
La estrategia
Los préstamos y las donaciones del FIDA ayudan a aumentar la producción agrícola mediante la promoción de prácticas resistentes al clima y sostenibles, la construcción de infraestructuras y la mejora del acceso a los servicios de extensión agrícola, los mercados y la financiación.
El programa del FIDA sobre oportunidades estratégicas nacionales para 2021-27 tiene por objeto abordar la inseguridad alimentaria, la vulnerabilidad al cambio climático y el desempleo juvenil mediante lo siguiente:
- el fortalecimiento de la resiliencia de la población rural pobre y sus sistemas de producción;
- la mejora del rendimiento de las cadenas de valor agrícola clave que crean empleo y riqueza para la población rural trabajando con los sectores público y privado;
- la mejora de la gestión sostenible de los recursos naturales, el establecimiento de un sistema de semillas sostenible y la puesta en marcha de un sistema financiero sostenible en favor de la población rural pobre.
El conflicto en el Sudán ha limitado la ejecución de programas. En la actualidad, los proyectos financiados por el FIDA proporcionan insumos, acceso a la financiación y servicios de extensión agrícola a los agricultores en pequeña escala de las zonas de los proyectos que no están directamente afectadas por el conflicto. El FIDA está siguiendo la situación y adoptando las medidas de mitigación correspondientes.
Datos sobre el país
El Sudán es un país pobre muy endeudado cuya deuda externa supera los 60 000 millones de dólares estadounidenses.
Aproximadamente 29,7 millones de personas viven en zonas rurales donde se estima que el índice de pobreza es del 35 %.
El conflicto que estalló en abril de 2023 ya ha provocado el desplazamiento de tres millones de personas.
Un tercio de la población padece inseguridad alimentaria aguda y se prevé que aumente hasta llegar al 40 % de la población.