Venezuela
El contexto
Venezuela es uno de los países más urbanizados de América Latina. Desde principios del decenio pasado hasta finales de 2014, el país se benefició de los precios históricamente altos del petróleo, que le permitieron destinar más fondos públicos a ambiciosos programas. El crecimiento económico y las políticas de redistribución le permitieron disminuir considerablemente la pobreza, de 50 % a alrededor de 30 % entre 1998 y 2013.
Pero el colapso de los precios internacionales del petróleo, aunado al contexto económico y político, han tenido profundas repercusiones en la realidad social de Venezuela en los últimos años. Las zonas rurales, cuyas tasas de necesidades básicas insatisfechas y de dependencia económica triplican los promedios nacionales, acusan elevados niveles de pobreza. En 2015, la tasa de pobreza volvió a aumentar y alcanzó el 33,1 %.
La pobreza, la baja productividad y la falta de acceso a los mercados, a los servicios de extensión y a los servicios públicos son los principales desafíos que enfrentan los habitantes de las zonas rurales.
Venezuela, cuya tasa de inflación nacional es una de las más altas del mundo, se está enfrentando a la cuestión de cómo optimizar los recursos económicos disponibles para reducir las desigualdades y generar una base productiva sólida y que dependa menos del petróleo y los subsidios. Dada la urgencia de garantizar el suministro alimentario interno y reducir las importaciones de alimentos, la agricultura, pese a enfrentar el desafío que conllevan los bajos niveles de producción, la aridez de los suelos, la escasez del agua y la vulnerabilidad al cambio climático, surge como un sector prioritario para Venezuela.
La estrategia
En Venezuela, los préstamos del FIDA promueven la inversión en infraestructura y en equipos de elaboración para mejorar el valor agregado de los productos agrícolas y facilitar el acceso a los mercados.
Entre las principales actividades, cabe señalar las siguientes:
- promover una mayor seguridad alimentaria potenciando la productividad de los pequeños agricultores y la calidad de sus productos, y
- aumentar la capacidad de las organizaciones de productores rurales de participar en los insumos dirigidos a aumentar la producción y beneficiarse de ellos.
Además de los proyectos y programas, Venezuela también se ha beneficiado de innovaciones tecnológicas, de iniciativas de difusión de conocimientos, de oportunidades de capacitación, de la mejora de los servicios de extensión y del fortalecimiento de la capacidad de las organizaciones comunitarias y de productores.
Datos sobre el país
Pese a ser uno de los países más urbanizados de América Latina, en Venezuela los niveles de pobreza en las zonas rurales son sumamente elevados.
El crecimiento económico y las políticas de redistribución le permitieron disminuir considerablemente la pobreza, de 50 % a aproximadamente 30 % entre 1998 y 2013. No obstante, la crisis económica elevó la tasa de pobreza a 33,1 % en 2015.
El FIDA financia programas y proyectos de desarrollo agrícola en Venezuela desde 1988.