El agua y la paz van de la mano

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El agua y la paz van de la mano 

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
© IFAD / Luis Bernardo Cano

El recurso más preciado de nuestro planeta, el agua, escasea cada vez más. Al mismo tiempo, los conflictos van en aumento en todo el mundo. No se trata de una coincidencia.  

De hecho, el vínculo entre la paz y el agua es indisociable. Sin agua no puede haber paz y, sin paz, quienes necesitan agua no pueden hacer un uso equitativo y sostenible de este recurso. Con los cambios que sufre el clima mundial, esta relación cada vez tendrá más importancia. 

El desarrollo rural sostenible puede ayudar a reducir los conflictos en las comunidades. Además, en muchos lugares del mundo, el agua es un elemento fundamental que puede inclinar la balanza hacia el lado de la paz y la prosperidad o hacia el de la privación y el conflicto. 

El agua trae la paz en Mongolia 

El sur de Mongolia siempre ha sido un lugar árido, pero el cambio climático está empeorando las cosas. Las sequías se han intensificado, mientras que las heladas invernales, mortales para el ganado (“dzud”), que solían producirse una vez cada decenio, ahora se repiten casi todos los años. Cada vez es más común que estos fenómenos vayan seguidos de nevadas menos abundantes, lo que afecta aún más al abastecimiento de agua.  

Es cada vez más frecuente que los pastores tradicionales de Mongolia se vean obligados a salir de sus tierras para ir en busca de agua, lo que crea tensiones en las relaciones sociales de las que dependen. 

“Como consecuencia del limitado suministro de agua, se producen conflictos entre los pastores cuando personas procedentes de otro territorio migran al suyo”, afirma Battsetseg Baldangombo, pastora ovejera de 45 años de edad. 

Sin embargo, la situación está cambiando gracias al Proyecto de Fomento del Mercado y Manejo de Pastizales, respaldado por el FIDA, que garantiza el suministro de agua para todos mediante inversiones en pozos profundos. Estos pozos han permitido mejorar el acceso al agua en seis provincias, lo que ha beneficiado a más de 2 500 hogares que se dedican al pastoreo. 

Al haber menos competencia por el agua, los conflictos también disminuyen, y el proyecto refuerza esta tendencia elaborando planes de gestión de los pastizales, que garantizan su uso equitativo. 

Battsetseg y su marido, Erdenesaihan, ahora disponen de agua suficiente para todos sus animales en la provincia de Övörkhangai (Mongolia). © Lotus Media / IFAD

Con la paz llega el agua en Colombia 

Hace 20 años, los padres de Johny Serrano se enfrentaban a un futuro incierto en vista del conflicto armado interno en Colombia. Los enfrentamientos llegaron a su pueblo y la familia se vio obligada a huir sólo con lo que llevaban puesto. Cuando Johny, de 22 años, recorre el río Piedra bañado por el sol, sabe que sus orillas verdes son seguras para la granja de cacao de su familia. recorre el río Piedra bañado por el sol, sabe que sus orillas verdes son seguras para la granja de cacao de su familia. 

Sin embargo, ahora se enfrentan a un nuevo enemigo: el cambio climático. "En los últimos 10 años, el clima ha cambiado de forma asombrosa", dice Johny. "Las temperaturas están subiendo y la lluvia no cae tan a menudo".

Con el apoyo del programa PUENTES, financiado por el FIDA, Johny y su familia instalaron un sistema de riego resiliente al clima. Pese a los cambios en las condiciones meteorológicas, los cacaoteros están floreciendo, pues se plantan junto a otras especies vegetales que crean un microclima que mantiene baja la temperatura. 

A medida que llegan turistas al río Piedra, Johny ha aprovechado su formación recibida gracias a PUENTES para poner en marcha un nuevo negocio: una excursión chocolatera que permite a los visitantes disfrutar de los frutos de la paz en San Rafael.

Johny posa orgulloso delante de un cartel que anuncia su tour del chocolate en San Rafael (Colombia). © IFAD / Luis Bernardo Cano

Lograr un futuro en el que prevalezca la paz y la seguridad hídrica 

Los ejemplos de Colombia y Mongolia no son los únicos: en todo el mundo, el FIDA ha comprobado en repetidas ocasiones la estrecha relación que existe entre el agua y la paz. 

Como en el este de la India, donde la localidad de Parsali solo disponía de un pozo contaminado que traía enfermedades y avivaba las tensiones. Gracias al apoyo del FIDA para excavar dos pozos alimentados con energía solar, todos los habitantes de la localidad pudieron acceder a agua limpia y sostenible, lo que contribuyó a apaciguar el conflicto. 

 La restauración de tierras en Tayikistán también ha generado empleo para agricultores como Yusuf Inogamov, que antes buscaba trabajo en el extranjero. © IFAD / Didor Sadulloev

Al igual que en el suroeste de Tayikistán, donde los años de guerra civil provocaron el deterioro de muchos canales de riego. Al no haber drenaje, las aguas freáticas salinas a poca profundidad dañaron el suelo, obligando a muchos agricultores a abandonar sus campos. No obstante, ahora que el conflicto ha pasado, los pequeños agricultores están restaurando los canales con excavadoras facilitadas por el FIDA y recuperando las tierras de cultivo. 

No hay escasez de pruebas de que el agua y la paz van de la mano. Por este motivo, el FIDA ayuda a la población rural a acceder al agua, gestionarla de forma equitativa y hacer un uso sostenible de este recurso, contribuyendo así a crear las condiciones propicias para un futuro pacífico y próspero. 

Consulte más información sobre la labor del FIDA relacionada con el agua