El maravilloso poder de los humedales

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El maravilloso poder de los humedales

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos
© SMPEI

Los humedales, al igual que los pantanos, las marismas y los estuarios, están estrechamente ligados a nuestro bienestar. Estas zonas saturadas de agua se caracterizan por una gran biodiversidad, pues albergan un sinfín de especies vegetales, animales y microbióticas. Además de desempeñar una función fundamental en los ciclos de agua natural, son esenciales para la calidad del agua y la protección frente a las inundaciones y la erosión.  

A continuación, visitaremos algunos de esos ecosistemas y conoceremos a las poblaciones rurales que los protegen. 

Uso prometedor de las turberas 

A lo largo de miles de años, las hojas y troncos que caen sobre suelos anegados van creando turberas. Esa materia orgánica, que no llega a descomponerse del todo, se convierte en una gruesa capa de turba. En conjunto, los suelos humíferos almacenan el doble de carbono que todos los bosques del mundo juntos. 

Las turberas de Indonesia acumulan más de la mitad del carbono almacenado por turberas de todo el mundo. Sin embargo, este extenso paisaje se encuentra amenazado por el crecimiento de las plantaciones, que, a su vez, aumentan la frecuencia de los incendios. En 2015, un incendio de grandes proporciones ocurrido en las turberas del país liberó más dióxido de carbono por día que toda la Unión Europea, y las comunidades locales respiraron aire contaminado que superaba más de 133 veces el umbral de peligro. 

Gracias al apoyo del FIDA y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, las comunidades están logrando restablecer la hidrología y revitalizar las turberas. Mediante el bloqueo de los canales por los que se drena la turba, garantizan que el agua vuelva a filtrarse al terreno y que aumente el nivel de la capa freática, con lo que la turbera termina saturándose de forma natural. 

“La economía de nuestra comunidad depende de la turba”, cuenta Makruf Siregar, que trabaja en el marco de la iniciativa. “Si protegemos la turba, la situación económica de la comunidad mejorará”. 

Habitantes de la provincia de Riau (Indonesia) trabajan juntos para bloquear un canal y proteger sus turberas. © SMPEI

A medida que las turberas van reviviendo, las comunidades locales están comenzando a prosperar. Las represas de los canales aportan una fuente de agua para los pequeños productores, además de crear estanques de agua fresca en los que estos pueden dedicarse a la pesca. Asimismo, han reducido el peligro de incendios, por lo que las poblaciones locales pueden respirar tranquilas. 

Estanques de peces exitosos 

A pesar de su origen artificial, los estanques de peces y los arrozales pueden constituir ecosistemas diversos y productivos, además de ser una fuente de alimentos. 

Por ejemplo, con apoyo del Proyecto de Pesca Artesanal y Acuicultura, las comunidades rurales de Angola están construyendo estanques nutricionales repletos de una gran diversidad de especies autóctonas de peces. Además de esta profusa fuente de alimentos, también se anima a las familias a cultivar huertas de hortalizas con vistas a llevar dietas más variadas.

La familia de Lucinda es una de las casi 50 familias beneficiarias del Proyecto de Pesca Artesanal y Acuicultura en Angola. © IFAD/António Penelas

Lucinda Magalhães, una joven de 29 años con cinco hijos, ha visto como la salud y el bienestar de su familia se han transformado gracias a los estanques nutricionales. Al poder disponer fácilmente de pescado y hortalizas frescas, cuenta que ahora siempre tienen comida en la mesa. 

No es de extrañar que los estanques nutricionales estén ganando adeptos: de los 13 estanques que se crearon en el marco del proyecto, la construcción de 3 de ellos estuvo dirigida por las comunidades, que utilizaron sus propios recursos. 

Conservación de las costas 

En Bangladesh se encuentra el delta del río Ganges, el mayor delta fluvial del mundo. Ahí, el paisaje del estuario del río Meghna parece sacado de un sueño, con pequeñas islas de bancos de arena llamadas chars. Aunque las chars aparecen y desaparecen con la marea y las tormentas, ante el aumento del nivel del mar y la mayor frecuencia de las tormentas, cada vez corren más peligro. 

Los bosques de manglares que se ubican a lo largo de la costa protegen el suelo y, al mismo tiempo, ofrecen un entorno natural rico en el que habitan innumerables peces, gambas y otras criaturas. Además, estos bosques sirven para doblegar la fuerza de las olas y reducir los daños que causan los oleajes de tormenta. Con apoyo del FIDA, las comunidades locales han plantado 1 150 hectáreas de manglares en las chars del estuario del río Meghna. 

Habitantes rurales en el estuario del río Meghna (Bangladesh) llevan semillas de manglar para plantar. © Qasa Alom

Desde las turberas de Indonesia hasta los bancos de arena de Bangladesh y los estanques de peces de Angola, el FIDA se asocia con los pequeños productores para conservar los valiosos ecosistemas de los humedales, al tiempo que logra beneficiar a las comunidades rurales más pobres del mundo.