En Egipto, el Proyecto de Promoción de la Resiliencia en Ambientes Desérticos lleva el agua al uadi

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En Egipto, el Proyecto de Promoción de la Resiliencia en Ambientes Desérticos lleva el agua al uadi

Tiempo estimado de lectura: 3 minutos
© Saleh Al Oshaiby 

Como muchos agricultores beduinos, Saadawy Al-Maghwari se gana la vida con el cultivo y la venta de higos y olivas. Generaciones de agricultores en pequeña escala del distrito de Marsa Matruh, al norte de Egipto, han cultivado estos sabrosos frutos en el uadi, un valle árido que vuelve a la vida tras el fin de la estación húmeda, que tiñe de un verde intenso las colinas de color arena. 

Por generaciones, los hogares beduinos han construido represas de tierra en los lechos del uadi para aumentar la filtración del agua pluvial a los cultivos. Los erráticos patrones meteorológicos actuales, como las sequías más largas y las tormentas e inundaciones intensas, están provocando la degradación de la tierra, la erosión del suelo y la disminución de la producción. 

“Los árboles del valle estaban muy débiles porque no podíamos retener el agua”, dice Saadawy. “Cuando llegó la estación seca, la mayor parte de los árboles murieron”. 

En 2021, el proyecto de Promoción de la Resiliencia en Ambientes Desérticos, financiado por el FIDA, empezó a trabajar en Marsa Matruh para tratar de impedir que se siguieran perdiendo cultivos debido al cambio climático. 

Controlar el flujo de agua 

El proyecto de Promoción de la Resiliencia en Ambientes Desérticos, ejecutado por el Centro de investigación del Desierto de Egipto, se centra en recuperar los lechos del uadi mediante tecnologías de ordenación de aguas y la construcción de nuevas infraestructuras de riesgo, como cisternas o diques. 

“La mejora de la retención del agua pluvial ha revivido el uadi Al-Harika y ha aumentado notablemente la producción de higos”, afirma Saadawy, cuya familia de cinco miembros depende de los ingresos agrícolas. 

El restablecimiento de la vegetación y la construcción de represas están mejorando la distribución del agua pluvial y su filtración en el suelo. El proyecto también presta apoyo a la construcción de instalaciones de almacenamiento de agua para poder recoger el exceso de agua de lluvia y utilizarla para regar durante la estación seca. 

Limitar los posibles conflictos 

Se consultó a las tribus locales para asegurar el éxito del proyecto. © Saleh Al Oshaiby

 

Al seleccionar el lugar y la configuración de la infraestructura de riego también fue importante considerar las características geográficas del valle y la propiedad de la tierra. 

“Antes de empezar a trabajar, el equipo del proyecto estableció comités para que representaran a cada tribu, evaluaran la tierra del valle y señalaran los lugares adecuados para la construcción de las represas”, comenta Saadawy.  

Actualmente, las nuevas represas permiten distribuir el agua equitativamente entre todas las comunidades y evitan el surgimiento de conflictos. Con miras a garantizar el éxito del proyecto, los miembros de las tribus firmaron acuerdos. 

A finales de septiembre, cuando la cosecha llegó a su fin, los agricultores locales afirmaron estar satisfechos con los resultados. “Después de construir las represas, los árboles reverdecieron y produjeron más frutos”, declara Nawara Omar Aqeela. Como la mayoría de las mujeres de su zona, la ayuda de Nawara fue fundamental para la cosecha. “En el pasado, las higueras solo producían una canasta de higos cada dos días, pero ahora puedo recoger dos o tres canastas por árbol”. 

Mirando al futuro, el proyecto se orientará a respaldar la recuperación de 100 kilómetros de uadis en Marsa Matruh a fin de mejorar y aumentar la producción agrícola de unas 1 900 familias beduinas y ayudarlas a prosperar.