Por qué es importante el desarrollo rural en Haití, incluso durante las emergencias

IfadAssetRequestWeb

Publicador de contenidos

Por qué es importante el desarrollo rural en Haití, incluso durante las emergencias 

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos
© IFAD/Sarah Morgan

El proceso de desarrollo en Haití se ha visto obstaculizado durante mucho tiempo por distintos factores. El país, que ha sufrido desastres naturales, disturbios políticos y situaciones de fragilidad económica, lleva varios decenios luchando por lograr la estabilidad. 

Sin embargo, las perspectivas del país y de sus 11 millones de habitantes, casi la mitad de los cuales padece inseguridad alimentaria, nunca habían sido tan desalentadoras. 

La crisis actual, que adquirió proporciones alarmantes con el asesinato del ex-Presidente Jovenel Moïse en 2021 y el violento terremoto que se registró poco después, se ha agravado aún más durante las últimas semanas, cuando las bandas armadas han ido cerrando el cerco sobre gran parte de la capital, Puerto Príncipe. 

En la actualidad, las bandas controlan los principales puntos de entrada a la capital de este país insular, lo que dificulta la entrega de bienes tan necesarios como alimentos, combustible y agua. 

Qué hace el FIDA en Haití 

El FIDA lleva apoyando a la población haitiana de las zonas rurales desde la década de 1980 y hasta ahora ha beneficiado a más de 100 000 familias del medio rural. Establecemos sistemas de regadío, mejoramos la producción y la productividad agrícolas, proporcionamos insumos y asistencia técnica y construimos carreteras para mejorar el acceso de los agricultores a los mercados. 

En la actualidad, el FIDA sigue apoyando proyectos de desarrollo en Haití a través de una red de asociaciones que sigue suministrando bienes y servicios en las zonas rurales. 

Desempeñamos estas tareas porque queremos lograr un cambio sostenible y duradero y, para ello, no podemos olvidarnos del desarrollo a largo plazo, aunque estemos respondiendo a las necesidades inmediatas. Si descuidamos este aspecto, la necesidad de ayuda humanitaria seguirá aumentando. 

Cómo se ven afectados nuestros proyectos 

La mayor parte de las zonas rurales no se ve directamente afectada por los episodios de violencia que se están registrando en el país. No obstante, esto no significa que la población de las zonas rurales no sufra los efectos.   

Se han interrumpido los envíos y transportes, ya que las bandas patrullan las principales carreteras de entrada y salida de la capital. El suministro eléctrico no es estable y los cortes de electricidad son frecuentes. Han saqueado las oficinas de dos proyectos respaldados por el FIDA. Todo esto ha provocado retrasos en nuestras operaciones. 

En la actualidad estamos financiando tres proyectos en Haití. En el sur, financiamos varias escuelas de campo para agricultores, que ayudan a aumentar la productividad agrícola y a mejorar el uso de los recursos naturales. En el noreste, financiamos un proyecto que protege los manglares del litoral y crea una economía basada en los recursos marinos locales. Como parte de nuestra respuesta a los efectos de la COVID-19, el FIDA está apoyando la rehabilitación de sistemas de regadío para que los pequeños agricultores puedan seguir produciendo pese a las enormes perturbaciones. 

A pesar de la crisis actual, tenemos previsto llevar a cabo un cuarto proyecto en colaboración con WFP, la FAO y la OIT para mejorar la seguridad alimentaria y las cadenas de valor en el sudeste del país. 

Cómo respondemos a la crisis 

Estamos decididos a seguir ejecutando nuestras operaciones al menos a un nivel mínimo. Por ejemplo, estamos adquiriendo suministros a nivel local, para no tener que hacerlo a través de la capital. El personal de los proyectos que trabaja en las zonas rurales sigue desempeñando sus labores básicas, mientras que el personal que trabaja en la capital lo hace desde casa para velar por su seguridad. 

El FIDA y sus asociados prestan apoyo a 600 000 personas en las zonas rurales, para las cuales resulta vital que sigamos respaldando las iniciativas locales de desarrollo rural para que puedan fomentar una resiliencia sostenible y capear los temporales. 

Trabajar en países en situaciones de fragilidad no es fácil, pero precisamente por eso el FIDA ha de estar presente en ellos, por ejemplo en Haití, el Yemen, Somalia, el Sudán y en cualquier otro lugar donde la población de las zonas rurales necesite ayuda urgente. Dado que la situación en muchos de estos países es desesperada, no quiero ni imaginarme cómo sería si el FIDA no estuviera sobre el terreno prestando apoyo a las personas más necesitadas. 

Nuestro mandato consiste en invertir en las personas de las zonas rurales, independientemente de dónde se encuentren o de lo difícil que sea su situación. Al colaborar con las personas que producen alimentos para las comunidades rurales, esto es, los pequeños agricultores, podemos construir sociedades más estables desde la base.