Su tierra, sus derechos: la propiedad de la tierra puede transformar la vida de las mujeres —y frenar la desertificación— en el Níger

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Su tierra, sus derechos: la propiedad de la tierra puede transformar la vida de las mujeres —y frenar la desertificación— en el Níger

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos
© WFP/Richard Mbouet

 

Aunque las mujeres representan casi la mitad de la fuerza de trabajo agrícola a nivel mundial, menos de un quinto de los propietarios de tierras de todo el mundo son mujeres. ¿Por qué? En parte porque en más de 100 países las mujeres no tienen derecho a heredar las propiedades de sus maridos de acuerdo con las prácticas tradicionales o religiosas. 

Indo, de 50 años y procedente del Níger, aprendió esta lección por la fuerza. Cuando falleció su marido, las prácticas tradicionales le impidieron heredar sus tierras, a pesar de que las había cultivado durante años. De un día para otro, constató que había perdido no solo a su marido, sino también la principal fuente de sustento y alimento de su familia. Además, cuanto más tiempo pasaba sin que nadie arase la tierra, más se sentían los efectos de la sequía y la desertificación

Indo planteó su situación al Club Dimitra —un club local de escucha comunitaria puesto en marcha por el Programa Conjunto para Acelerar los Progresos hacia el Empoderamiento Económico de la Mujer Rural—. 

Los miembros del club buscan soluciones a problemas cotidianos y actúan conjuntamente para lograr un cambio social. A través del Club Dimitra, Indo se informó sobre la política territorial del Gobierno, en virtud de la cual las mujeres tienen derecho a heredar y poseer tierras.  

El grupo la animó a presentar su caso ante la comisión local de tierras, a través de la cual logró poner las escrituras a su nombre y obtuvo pleno derecho de propiedad sobre las tierras en las que había trabajado durante tantos años.  

Ninguna mujer se queda atrás 

Aunque las mujeres son fundamentales para la salud de la tierra, a menudo se enfrentan a obstáculos considerables a la hora de obtener derechos territoriales, lo que limita su capacidad para prosperar y proteger la tierra.  

Habida cuenta de que las condiciones meteorológicas extremas se están intensificando, y de que están aumentando la frecuencia y la duración de las sequías, la concesión de derechos sobre las tierras a las mujeres les permite proteger mejor esos territorios frente a la desertificación. 

El Programa Conjunto para Acelerar los Progresos hacia el Empoderamiento Económico de la Mujer Rural ayuda a las mujeres como Indo a conseguirlo, pues les brinda capacitación sobre técnicas agrícolas resilientes al clima, incluidas la recuperación del suelo, la utilización de bioplaguicidas y la preparación sostenible del campo.  

Además, el programa dotó a Indo de lo necesario para comenzar a pastorear, incluidas dos cabras. Con el estiércol de las cabras, enriqueció sus tierras y duplicó con creces el tamaño de su cosecha. En la actualidad, no solo cultiva suficiente mijo, cacahuetes, caupíes y semillas de sésamo para alimentar a su familia, sino que también puede vender una parte de sus cosechas para costear la escolarización de sus hijos y donar otra parte a la comunidad. 

Invertir en la resiliencia al clima 

El desierto ocupa dos terceras partes de la superficie del Níger, y esa cifra va en aumento. Se estima que, para 2050, las dunas desérticas engullirán otras XXX hectáreas de tierras. En 2021, el Níger quedó en cuarto lugar en la lista de los países más vulnerables al clima. El aumento de la desertificación ocurrido en los últimos 30 años ha dado lugar a una inseguridad alimentaria crónica y ha exacerbado la pobreza. 

Las mujeres son una pieza fundamental para resolver esta situación. Por eso, el Programa Conjunto para Acelerar los Progresos hacia el Empoderamiento Económico de la Mujer Rural ayuda a las mujeres de las zonas rurales a asegurar sus medios de vida, sus derechos y su resiliencia.  

Es hora de que las mujeres como Indo protagonicen las iniciativas mundiales centradas en la restauración de la tierra y la resiliencia frente a la desertificación y las sequías. Para ello, el mundo debe seguir invirtiendo con miras a que las mujeres puedan acceder en igualdad de condiciones a la tierra: una inversión directa en su futuro es una inversión directa en el futuro de la humanidad. 

 

El Programa Conjunto para Acelerar los Progresos hacia el Empoderamiento Económico de la Mujer Rural constituye una iniciativa de colaboración entre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el FIDA, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU-Mujeres) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que se está ejecutando en Nepal, el Níger, Rwanda, la República Unida de Tanzanía y Túnez y en las islas del Pacífico.