El estrés hídrico es el factor de riesgo que mayores efectos puede tener en los medios de vida de las comunidades rurales pobres. Más de 1 000 de personas viven en regiones donde escasea el agua y unos 3 500 millones podrían verse afectados por la escasez de agua de aquí a 2025. El crecimiento demográfico, la expansión de las ciudades, el cambio climático y la gestión insostenible de los recursos aumentan el estrés hídrico en las comunidades rurales.
El aumento de la variabilidad y las crisis climáticas agravan las inundaciones, los desprendimientos de tierras y la intrusión de agua salada en los sistemas de agua dulce. La degradación de los ecosistemas también afecta a las tres dimensiones básicas de la gestión de los recursos hídricos: la cantidad, la calidad y la gestión del riesgo de desastres.
Un uso más eficiente y eficaz de los recursos hídricos
Invertir en las políticas y las instituciones locales pueden propiciar una mejor gobernanza y gestión de los recursos terrestres e hídricos, con lo que se mejoraría la seguridad hídrica de las mujeres y los hombres de las zonas rurales.
A través de mejores mecanismos de solución de conflictos y sistemas locales de asignación de recursos terrestres e hídricos, se puede garantizar el acceso en igualdad de condiciones y los derechos de uso de diversos grupos. Las inversiones en infraestructura y tecnologías pueden favorecer un aumento de la disponibilidad de agua y una utilización más eficiente.
La gestión de la conservación de las cuencas hidrográficas y los acuíferos también ayuda a que las poblaciones rurales tengan acceso a los recursos hídricos y que estos sean sostenibles.
Mejora de la seguridad hídrica de los más vulnerables
El FIDA colabora estrechamente con las comunidades, los comerciantes, los minoristas y los gobiernos locales de las zonas rurales para mejorar la asignación y la gestión de los recursos hídricos.
En las últimas décadas, el Fondo ha trabajado con los gobiernos para que las políticas y las leyes adopten un enfoque más integrado y participativo respecto de la gestión de los recursos hídricos.
El FIDA también trabaja para mejorar la asignación y la gestión de los recursos terrestres e hídricos a nivel local con el fin de empoderar a las personas pobres de las zonas rurales de modo que participen en la gestión de rlos recursos de los cuales dependen.
Esos esfuerzos han incluido la promoción de asociaciones de usuarios de recursos hídricos de base amplia y sistemas de usos múltiples. El Fondo ha invertido en infraestructura hídrica y en tecnologías más eficientes para la agricultura, el manejo y la elaboración poscosecha, y sistemas de abastecimiento de agua para uso doméstico.
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