Las personas que producen alimentos para la población mundial deberían recibir su parte

IFAD Asset Request Portlet

Publicador de contenidos

Las personas que producen alimentos para la población mundial deberían recibir su parte

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
© IFAD/Giancarlo Shibayama/Factstory

Se trata de una verdad incómoda: los pequeños productores rurales —esto es, las personas que producen la mayor parte de los alimentos que consumimos— son las más propensas a pasar hambre y vivir en situación de pobreza.  De hecho, dos tercios de las personas que sufren hambre, y cuatro de cada cinco personas que viven por debajo del umbral de pobreza, residen en el medio rural.  

A pesar de su extenuante trabajo, las personas de las zonas rurales de todo el mundo no reciben una remuneración justa; dedican largas horas a una labor de gran exigencia física, en condiciones difíciles, sin tener apenas acceso a sistemas de protección de carácter social o laboral, como prestaciones por desempleo, actividades de capacitación, salarios justos o prácticas laborales equitativas. Es más, a menudo destacan como los más pobres de entre los pobres y tienen dificultades para mantenerse a flote en un contexto de policrisis.  

El FIDA está empoderando a los pequeños productores, pescadores y pastores al ayudarlos a aumentar sus ingresos y su producción, al tiempo que se mejoran sus condiciones de trabajo.  

Son más poderosos que la suma de sus partes 

A título individual, los pequeños productores no suelen tener influencia política ni económica. Sin embargo, aunándose en organizaciones de productores, pueden trabajar con grandes compradores para asegurar así pedidos más fiables y obtener mejores precios por sus productos. 

En Bosnia y Herzegovina, los pequeños productores mancomunaron sus recursos en el marco de una campaña promocional que puso las moras locales en el mapa gastronómico. 

En Türkiye, los jóvenes productores de fresas están formando colectivos para comercializar las fresas del distrito de Sanveliler y venderlas en las aldeas cercanas. Al mismo tiempo, en el sur de Guatemala, 60 escuelas están participando en un programa que las anima a comprar directamente de 300 agricultores locales los alimentos para sus estudiantes, lo que, a su vez, beneficia a los productores.  

Es importante contar con las herramientas adecuadas 

Los productores podrían reducir su carga de trabajo diaria si introdujeran pequeños cambios en sus prácticas o utilizaran determinada maquinaria básica. De esa forma no solo podrían ganar tiempo y energía para centrarse en otras cuestiones importantes —como cuidarse a sí mismos y a sus familias—, sino que también lograrían un aumento de los ingresos y la producción de alimentos, así como de la velocidad de producción. 

En el pasado, las mujeres de Brejo Dois Irmãos, en la Amazonia brasileña, tenían que dedicar muchas horas de arduo trabajo para elaborar el buriti, una fruta nutritiva con un gran potencial comercial, pero cuya preparación para la venta era muy trabajosa.  Sin embargo, gracias a unas simples máquinas de elaboración adquiridas gracias a la financiación del FIDA, lo que antes llevaba días ahora puede realizarse en apenas unas horas. Estas máquinas pelan la fruta, sacan el jugo y las semillas y transforman la carne en una pasta densa que se vende o utiliza en mermeladas y dulces.  

Ahora, las mujeres de Brejo tienen tiempo para dedicarse a otras tareas, como la gestión de una asociación de productoras y la comercialización de los productos. Aunque sus días son más tranquilos, sus ingresos han aumentado hasta un 40 %. 

Los productos de alto valor son más rentables 

A veces, los pequeños cambios pueden lograr diferencias notables. Al coger las materias primas y transformarlas —como los mangos frescos que se deshidratan para alargar su vida útil— los pequeños productores pueden avanzar en la cadena de valor y conseguir mejores precios por sus productos. 

Cuando los pescadores de Indonesia pudieron acceder a sistemas de refrigeración, consiguieron reducir los desperdicios y destinar más peces al autoconsumo, lo que ayudó a reducir la malnutrición infantil en un 40 %. Además, cuando las mujeres comenzaron a transformar el pescado en aperitivos de alto valor, como galletas saladas con sabor a pescado, los ingresos mensuales del grupo incrementaron en 5 millones de rupias (340 dólares), lo que supuso una diferencia sustancial para ellas y sus familias. 

Asimismo, la mejora del envasado ayudó a transformar las ostras deshidratadas en un producto de primera calidad en el Senegal. “No se obtiene demasiado dinero con una tarrina llena de ostras secas”, cuenta Marianne Ngong (ostricultora). “Ahora hemos visto que, si las envasamos, se puede ganar mucho más”. 

Nuevas oportunidades para los jóvenes 

Ante los desafíos económicos que afrontan las zonas rurales, a muchos jóvenes no les queda más opción que mudarse a la ciudad o incluso a otros países. 

Sin embargo, cuando cuentan con las debidas competencias, inversiones y oportunidades, los jóvenes logran encontrar trabajo en las cadenas de valor de sus comunidades de origen y romper ese círculo vicioso.  

En Bangladesh, los habitantes de Dhaka se van de escapada al lago Mohamaya, un paraje precioso y tranquilo donde un grupo de jóvenes ha creado un próspero negocio de ecoturismo, en el que alquilan kayaks y organizan excursiones de senderismo.  

Es hora de ser solidarios 

Las personas que producen alimentos para la población mundial necesitan de nuestro apoyo y solidaridad. No se pueden crear sistemas alimentarios sostenibles sin respetar los derechos de los trabajadores.  

Por ese motivo, la Coalición por un Trabajo Decente en favor de Sistemas Alimentarios Equitativos —dirigida por el FIDA, la Cooperativa de Asistencia y Auxilio a Cualquier Parte del Mundo (CARE) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT)— aúna a gobiernos, empleadores, trabajadores, empresas, representantes de la sociedad civil y organizaciones internacionales para garantizar la justicia económica y social, así como el derecho a una alimentación adecuada y nutritiva, a todos los trabajadores de los sistemas alimentarios. 

Es hora de que nos sumemos a los trabajadores rurales de nuestros sistemas alimentarios y exijamos la protección de sus derechos humanos y laborales, así como su acceso a empleos decentes y medios de vida apropiados.   

Obtenga más información sobre la Coalición por un Trabajo Decente en favor de Sistemas Alimentarios Equitativos.