África está en el ojo de la tormenta del cambio climático: esto es lo que pide su población

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África está en el ojo de la tormenta del cambio climático: esto es lo que pide su población

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© IFAD/Petterik Wiggers

Pese a que África es el continente que menos contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero, es el más vulnerable a los efectos del cambio climático. De hecho, de los 10 países que más riesgo corren, 7 se encuentran en África.

Los fenómenos meteorológicos extremos, como la persistente sequía en África Oriental, están alterando los ciclos agrícolas, lo que se traduce en una reducción de los rendimientos, pérdidas de ganado y escasez de alimentos. Dado que la seguridad alimentaria se ve amenazada, la población rural vulnerable corre el riesgo de padecer hambre.

Los efectos del cambio climático no se limitan a los ámbitos de la alimentación y la nutrición, van mucho más allá. Cuando el ciclón Freddy azotó Malawi en 2022, provocó el desplazamiento de 500 000 personas, así como graves inundaciones, y devastó hogares, escuelas, instalaciones sanitarias, carreteras, canales de riego y otro tipo de infraestructura básica.

Debido a que hay zonas que quedan inhabitables, la población migra del medio rural a los núcleos urbanos, como en Etiopía, donde la frecuencia de las sequías ha provocado desplazamientos internos. Este fenómeno tiene consecuencias sociales y económicas, tanto en las zonas que abandona la población como en los lugares a los que migra, en particular la tensión a la que se ven sometidos servicios como la atención de la salud y la educación. Para 2050, los desplazamientos debidos a los efectos cambio climático podrían afectar a más de 100 millones de personas en África.

La competencia por los recursos naturales escasos, como el agua y los pastizales, puede provocar conflictos y tensiones entre las comunidades. Además, el cambio climático repercute en la salud, incluida la salud mental, lo que a su vez puede incrementar la violencia.

                                                                       

El lago Chad es una importante reserva de agua dulce. Era uno de los lagos más grandes de África, pero desde el decenio de 1960 su volumen se ha reducido en un 90 % aproximadamente. © Datos extraídos de Copernicus Sentinel (procesados por la Agencia Espacial Europea)

 

Dado que el paisaje se ve alterado y el entorno se degrada, las prácticas culturales y los conocimientos tradicionales, que están estrechamente relacionados con el medio ambiente, también se ven afectados. Esta pérdida del patrimonio cultural puede tener profundas repercusiones en la identidad y la cohesión comunitaria. En el Sahel, la desertificación y la degradación de la tierra menoscaban las prácticas agropastorales tradicionales de las comunidades Indígenas, como los tuaregs, lo que se traduce en una pérdida del patrimonio cultural y en vínculos comunitarios más débiles. 

Ante estas repercusiones extremas y de tan diversa índole, ¿qué es lo que pide la población de África al resto del mundo? 

Líderes africanos

Los líderes africanos piden aumentar la financiación para el clima destinada a la adaptación al cambio climático. Si bien la COP 27 culminó con la creación histórica de un fondo para pérdidas y daños, los líderes africanos necesitan financiación con urgencia para aumentar la resiliencia al clima, financiar la transición hacia fuentes de energía no contaminantes y ejecutar proyectos de desarrollo sostenible. Los niveles actuales de financiación para el clima se sitúan muy por debajo de las necesidades. Al año, la financiación para el clima que necesita África asciende a 250 000 millones de dólares de los Estados Unidos y, sin embargo, en 2020 solo recibió alrededor de un 12 % de ese monto. El alivio de la deuda podría liberar fondos para que los países africanos den respuesta a la crisis climática.

Los líderes del continente africano también piden a los países ricos que cumplan sus promesas de reducción de las emisiones. África es el continente más afectado por los efectos del cambio climático y ni siquiera ha cosechado los beneficios financieros derivados de la explotación de los recursos naturales y ambientales. Los sistemas de gobernanza mundial tienen que reformarse para dar cuenta de esta situación y, al mismo tiempo, garantizar que los países africanos gocen de mayor representación y poder para adoptar decisiones.

Población africana del medio rural

                                                                       

Ganadero con su rebaño en Etiopía. © FAO/Michael Tewelde

 

Los pequeños productores en África son los más afectados por el cambio climático. Luchan contra sus efectos a diario mientras siguen alimentando a sus comunidades e impulsando las economías rurales. Para poder continuar, necesitan que el mundo invierta en ellos.

Al mejorar su acceso a los servicios financieros, capacitarlos en el uso de técnicas agrícolas sostenibles y construir infraestructura rural resiliente al clima, como carreteras y sistemas de gestión de los recursos hídricos, pueden seguir llevando adelante su propio modelo de desarrollo sostenible, incluso ante los efectos del cambio climático.

Por último, reclaman sus derechos de propiedad de la tierra y acceso al agua limpia para poder seguir gestionando y protegiendo los territorios que tradicionalmente han sido suyos.  

Iniciativas actuales y futuras

Por su parte, el FIDA está movilizando financiación para el clima de diversas fuentes, como el Fondo Verde para el Clima, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y su emblemático Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala (ASAP).

Promovemos prácticas agrícolas climáticamente inteligentes, entre las que cabe destacar las soluciones basadas en la naturaleza e impulsadas por la comunidad y las variedades de cultivos resistentes al clima, con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar la resiliencia.

                                                                       

Deben redoblarse los esfuerzos para lograr un futuro resiliente al clima en África. © FAO/Arete/Ismail Taxta

 

Los sistemas de alerta temprana, como los pronósticos meteorológicos, permiten a los agricultores tomar decisiones bien fundadas. Por ejemplo, en Mozambique, el Programa de Desarrollo de Cadenas de Valor Agroalimentarias Inclusivas (PROCAVA) facilitó el acceso a información sobre el clima, ayudando así a más de 3 587 agricultores a mejorar su planificación y la selección de cultivos a los que dedicarse.

El FIDA presta apoyo en la instalación de fuentes de energía renovable en el medio rural, como los sistemas de riego alimentados con energía solar en el marco del Programa de Fomento del Riego en las Zonas Rurales (PRIDE) en Malawi. Gracias a esta iniciativa, se reduce la dependencia de los combustibles fósiles, se mitigan las emisiones y se facilita el acceso de las comunidades rurales a la energía limpia.  

Si bien a escala mundial se está avanzando por buen camino, queda mucho por hacer para lograr que el futuro de África sea resiliente al clima, por ejemplo, incentivar la inversión del sector privado en proyectos de resiliencia climática e iniciativas sostenibles.  

Lo más importante es que los países aumenten sus inversiones en la población de las zonas rurales a fin de lograr un futuro mejor, tanto para las personas que viven en África como para las del resto del mundo.