Invertir en un futuro mejor: África Occidental y Central

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Invertir en un futuro mejor: África Occidental y Central

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©IFAD/Josué Mulamba

La región de África Occidental y Central, conformada por 24 países, es extensa que como es compleja. Su población se ha cuadruplicado en los últimos 50 años y, en algunos países, más del 80 % de las personas se dedican a la agricultura. 

El FIDA trabaja en la región de África Occidental y Central desde hace más de 40 años, en los que ha ido abriéndose paso entre un sinfín de culturas, idiomas y formas de vida, para que las comunidades rurales puedan salir de la pobreza por su propio mérito y prosperar.  

Sin embargo, aún queda mucho por hacer, y el Fondo pide aumentar la inversión en quienes tienen la clave para lograr un futuro resiliente, esto es, las poblaciones rurales. Nos reunimos con el Director Regional para África Occidental y Central, Bernard Mwinyel Hien, con el fin de conocer mejor esta región tan diversa. 

¿Cuáles son los principales desafíos que afronta la región?  

Las razones para aumentar la inversión en el sector agrícola deberían ser evidentes. © IFAD/Ibrahima Kebe Diallo

La región de África Occidental y Central se enfrenta a los mayores desafíos que existen a nivel mundial. Desde las costas de Cabo Verde hasta la República Democrática del Congo, 552 millones de personas afrontan innumerables obstáculos en una región de gran volatilidad, donde 11 de los 24 países que la conforman se consideran en situación de fragilidad. 

Aproximadamente un tercio de los habitantes de África Occidental y Central viven en condiciones de pobreza extrema. Los colectivos más afectados son las mujeres y los jóvenes, pues tienen un acceso más limitado a las oportunidades de empleo, la tierra y los recursos financieros. 

La población de África Occidental y Central es una de las más jóvenes del mundo. Por desgracia, muchos jóvenes de las zonas rurales se enfrentan a condiciones de trabajo precarias y son víctimas de explotación. Esto ha hecho que gran parte de ellos abandonen el medio rural en busca de mejores oportunidades en la ciudad o el extranjero —lo que supone una pérdida enorme para sus comunidades—. 

Además, no hay ningún indicio de que la creciente inseguridad alimentaria vaya a remitir y, en 2023, un total de 70 millones de personas se encontraban en situación de inseguridad alimentaria. Por otro lado, estas condiciones se ven agravadas por los conflictos, el cambio climático y la degradación de los recursos naturales. 

Las razones para aumentar la inversión en el sector agrícola deberían ser evidentes, pero, por desgracia, aún sigue siendo muy complicado conseguir más financiación a favor de las zonas rurales de África Occidental y Central. 

¿Qué impacto ha tenido el FIDA en la región?  

Integrante de una cooperativa avícola del Senegal.© IFAD/Guillaume Bassinet

En los 13 años que llevo en el FIDA, he visto con mis propios ojos la forma en que las nuevas oleadas de inversiones están cambiando la vida de las personas en las zonas rurales. 

En el Camerún, por ejemplo, el Programa de Promoción de la Iniciativa Empresarial de los Jóvenes en el Sector Agropastoral facilitó que 10 000 jóvenes accedieran a empleos en el sector de los agronegocios y que, con ayuda de las incubadoras de empresas emergentes, crearan sus propias empresas de agronegocios tras recibir capacitación y financiación. 

A pesar de la naturaleza compleja de la región del Sahel, el FIDA presta apoyo de manera constante a las comunidades rurales. De hecho, los programas que se ejecutan en países como Burkina Faso, el Chad, Malí y el Níger están abordando las causas fundamentales de la fragilidad e impulsando sistemas agrícolas y ganaderos, además de respaldar a las empresas rurales y contribuir a la resiliencia al clima a través de programas regionales como el Programa Conjunto del Sahel en Respuesta a los Desafíos de la COVID-19, los Conflictos y el Cambio Climático y la Iniciativa de Financiación Verde Inclusiva (IGREENFIN).  

Asimismo, el FIDA ha reforzado su asociación con las organizaciones de productores, a las que ha dotado de las herramientas necesarias para servir mejor a sus miembros y, al mismo tiempo, facilitar su acceso a los mercados y su participación en las cadenas de valor. Por ejemplo, en la República Democrática del Congo, las federaciones de productores se encargan de ejecutar el Proyecto de Apoyo al Sector Agrícola en la Provincia de Kivu del Norte, así como de prestar servicios a sus miembros, incluido el acceso a instalaciones de almacenamiento y procesamiento. 

A nivel regional, ¿qué oportunidades, aún sin explotar, podrían aprovecharse con más inversiones? 

El impulso del comercio agrícola a nivel regional puede crear puestos de trabajo para las mujeres y los jóvenes. © IFAD/David Paqui

A pesar de que la juventud es nuestro punto fuerte, en toda África Occidental y Central se está marginando los jóvenes. El aumento de las inversiones podría facilitar su acceso a la educación, la formación profesional y los empleos decentes; estoy convencido de que, de ese modo, la región mejoraría muchísimo. 

El rápido crecimiento de la clase media hace que la demanda de alimentos en África sea cada vez mayor. Los pequeños productores locales son capaces de satisfacer por sí mismos esa demanda, siempre y cuando dispongan de la inversión y las herramientas necesarias para trabajar con la variedad de recursos naturales y tierras cultivables que ofrece la región, lo que a su vez permitiría aumentar su productividad y sus ingresos. 

El uso cada vez más frecuente de prácticas climáticamente inteligentes y de tecnologías verdes también podría potenciar de manera sostenible la productividad agrícola. Desde 2019, en África Occidental y Central, el FIDA ha atraído más de 340 millones de dólares en financiación para el clima con el objetivo de aumentar la resiliencia de la población frente al cambio climático y exprimir al máximo el potencial de la región.  

Hay muchísimas oportunidades comerciales, pero, en su mayoría, siguen sin aprovecharse. El impulso del comercio agrícola a nivel regional puede crear puestos de trabajo para las mujeres y los jóvenes, además de aumentar los ingresos y mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición.  

¿Cuál es su mensaje para los encargados de tomar decisiones que deben decidir cuánto aportar al FIDA? 

Quedan siete años para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, por el bien de todos, es preciso adoptar medidas firmes que salvaguarden el futuro de las comunidades rurales de todo el mundo. Nuestras fuerzas no deben flaquear a la hora de invertir, ya que solo podremos aspirar a alcanzar los dos primeros ODS —esto es, erradicar la pobreza y el hambre— si invertimos grandes sumas de dinero.