Invertir en un futuro mejor: Asia y el Pacífico

IFAD Asset Request Portlet

Publicador de contenidos

Invertir en un futuro mejor: Asia y el Pacífico

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
© Dhiraj Singh/IFAD

Asia y el Pacífico es una región de grandes contrastes y dimensiones increíbles. Alberga las cumbres más altas del mundo y las islas de menor altitud, que se están viendo afectadas por el aumento del nivel del mar. 

Mientras el FIDA hace un llamamiento para que se hagan inversiones en la población rural, nosotros quedamos con la Directora Regional del FIDA para Asia y el Pacífico, Reehana Rifat Raza, para conocer las dificultades a las que se enfrenta la población rural de esta dinámica región y de qué forma las inversiones pueden marcar la diferencia en su futuro. 

¿Cuáles son los principales retos de la región? 

El cambio climático está afectando a esta región más intensamente cada año. En 2022, el Pakistán sufrió graves inundaciones que afectaron a 33 millones de personas, lo que equivale al doble de la población de los Países Bajos. 

Al mismo tiempo, la escasez de agua está afectando a la agricultura en Asia meridional. La disponibilidad de agua en la cuenca del río Indo ha descendido un 79 %. El agua de mar se está infiltrando en los cultivos de Viet Nam y la progresiva desaparición de los arrecifes de coral en Filipinas ha reducido 10 veces las capturas de pescado. 

A pesar del progreso económico, 155,2 millones de personas de la región siguen viviendo en condiciones de pobreza extrema y, aunque los donantes dan prioridad a los países de ingreso bajo respecto de los de ingreso mediano o mediano bajo, muchas personas quedan desatendidas.  

Los gobiernos de la región piden que se aplique la justicia climática, en virtud de la cual los países más ricos, que son los que más responsabilidad tienen en el cambio climático, deben cumplir su compromiso de aportar 100 000 millones de dólares de los Estados Unidos en financiación para el clima cada año. Sin embargo, estas promesas aún no se han cumplido. Es más, solo una ínfima parte de la financiación para el clima llega a los agricultores en pequeña escala. 

Por último, la situación financiera mundial implica que la inflación seguirá siendo elevada. Muchos países soportan una elevada carga de deuda pública y disponen de un margen de maniobra fiscal limitado para tomar empréstitos. Esto hace necesario que las instituciones multilaterales, como el FIDA, aumenten las inversiones y que se pongan en marcha instrumentos financieros que permitan a los países de ingreso mediano tomar empréstitos a bajo costo para financiar la adaptación climática y el desarrollo rural.

Uno de los miembros de la Sociedades de comercialización de pescado seca pescado en el mercado Pazhaverkadu, en la India. © Dhiraj Singh/FIDA

 

¿Qué impacto ha tenido el FIDA en la región? 

El FIDA ha estado presente en la región de Asia y el Pacífico desde su creación. De hecho, el primer préstamo se concedió a Sri Lanka. En la actualidad, el Fondo está invirtiendo 2 600 millones de dólares de los Estados Unidos en 49 programas en 20 países. Para muchos de los lugares de más difícil acceso, que es donde más se necesita el apoyo, el FIDA es la única fuente de asistencia financiera o de conocimientos técnicos. 

Nuestra estrecha colaboración con China ha contribuido a reducir notablemente la pobreza rural extrema. 

En Fiji, el apoyo del FIDA ha conllevado que más de 3 200 agricultores hayan podido aumentar sus ingresos después de la pandemia gracias a la diversificación de los cultivos, los insumos agrícolas de buena calidad, la elaboración de alimentos y el acceso a nuevos mercados. 

En Nepal, más de 21 000 hectáreas de tierra están actualmente administradas por comunidades que conservan sus bosques y cuencas fluviales gracias a la utilización de sistemas de información geográfica. De esta forma, no solo pueden protegerse a sí mismas de desprendimientos de tierras devastadores, sino que también han logrado aumentar su producción una tercera parte. 

En el sureste de la India, las guarderías alimentadas con energía solar han permitido que los padres dispongan de un lugar seguro en el que dejar a sus hijos mientras están trabajando. Los niños también reciben comidas saludables y nutritivas. Aquí encuentro a Rita Majhi, que envía a sus dos hijos varones a la guardería mientras ella trabaja en sus tierras y que ha aprendido a alimentarlos adecuadamente gracias al personal del centro.

Esta guardería apoyada por el proyecto OPELIP en Odisha (India) también funciona como un centro nutricional, ya que ofrece servicios de planificación alimentaria, así como campañas periódicas de revisiones médicas y vacunación. © Subham Paridha/FIDA

 

¿Qué oportunidades del país se podrían aprovechar con más inversiones? 

Esta región, que alberga a más del 50 % de la población mundial, más de la mitad de la cual vive en zonas rurales, ofrece unas oportunidades prácticamente ilimitadas. 

Muchos gobiernos de la región tienen la posibilidad de invertir recursos de forma innovadora. Por ejemplo, con una presencia de la telefonía móvil del 62 % en toda la región, las tecnologías digitales podrían mejorar los servicios de extensión, conectar a los agricultores con los mercados o proporcionar información climática oportuna. Aunque esto ya está sucediendo, debería reproducirse a mayor escala y de forma inclusiva, de lo contrario, se corre el riesgo de que las mujeres se queden atrás

La economía azul presenta una enorme oportunidad por explotar. La región está flanqueada por los océanos Índico y Pacífico. La gestión sostenible de estos abundantes recursos podría impulsar el desarrollo en muchos ámbitos, desde la generación de energía renovable y la promoción del ecoturismo hasta la pesca y el transporte respetuosos con el clima. 

La cooperación regional puede ayudar a hacer frente al aumento de los problemas transfronterizos, como las deficiencias en las infraestructuras, la conectividad del transporte y la resiliencia al clima. Hemos visto que la acción colectiva dirigida a construir bienes públicos regionales aporta más beneficios que si los países trabajan solos para abordar problemas que también afectan a sus vecinos. 

Por ejemplo, el FIDA está trabajando con la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN) para hacer frente a las causas de la degradación de la tierra, los incendios y la contaminación transfronteriza causada por la calima entre Indonesia, Malasia, Filipinas y Viet Nam. 

¿Cuál es su mensaje para las personas que están decidiendo cuánto aportar al FIDA? 

Mi mensaje es sencillo: es el momento de adaptarse al cambio climático. Debemos defender a los más pobres de entre los pobres a los que, a pesar de verse afectados de manera desproporcionada, no se les tiene en cuenta.