Producción agrícola autosuficiente para mejorar la salud en las zonas remotas del Pacífico

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Producción agrícola autosuficiente para mejorar la salud en las zonas remotas del Pacífico 

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos
© IFAD/Marco Salustro

Pocos sitios en el mundo se encuentran en lugares tan remotos como Kiribati. Este diminuto atolón de playas de arena y lagunas está situado en medio del océano Pacífico, a miles de kilómetros de tierra firme. 

Como ocurre en muchos Estados insulares del Pacífico, la baja altitud y el suelo arenoso no resultan propicios para la agricultura, mientras que el hecho de estar tan lejos dificulta al acceso y la asequibilidad de insumos agrícolas esenciales. 

Estas condiciones hacen que muchas personas dependan de escasas fuentes de alimentos y de la importación de productos procesados, lo que conduce a una alta prevalencia de enfermedades relacionadas con la dieta y el estilo de vida, como la diabetes y las cardiopatías. En 2019, las enfermedades no transmisibles eran causa del 73 % de las defunciones en Kiribati, frente al 45 % en la más cercana isla de Madagascar

Sin embargo, gracias al apoyo del FIDA, la población rural está emprendiendo el camino de la agricultura sostenible, al adoptar técnicas respetuosas con los recursos naturales y hacer un uso óptimo de los recursos disponibles en sus pequeñas comunidades insulares. Con estas prácticas, fomentan la disponibilidad de alimentos nutritivos variados y sientan las bases para lograr un mejor estado de salud en los años venideros. 

Obtener conocimientos e ingresos juntos 

Willie y su grupo de jóvenes enseñan prácticas agrícolas sostenibles a los miembros de la comunidad. © IFAD/Barbara Gravelli

 

Veamos el caso de Willie Marera Tabuia, de 24 años. Cuando su padre falleció, a él y a sus ocho hermanos les resultó difícil llevar comida a casa, pues solo tres de ellos tenían empleo. 

Luego estalló la pandemia de COVID-19 y la situación se complicó aún más. Willie y su familia tomaron una decisión crucial: volver a cultivar. Con el apoyo del Mecanismo de Estímulo Agrícola y Rural para las Islas del Pacífico (PIRAS), empezaron cultivando huertos familiares, lo que les permitía tener siempre fruta y hortalizas frescas.  

Esta experiencia cambió la vida de Willie. Hoy es fundador y presidente de Tungaru Youth Agriculture Association, una asociación que enseña a la gente joven a cultivar y a experimentar con técnicas agrícolas y una gran variedad de hortalizas. Sus familias consumen calabacín, pepino, repollo, lechuga y berenjena, y el excedente se vende en un mercado local a pie de carretera. 

“Los dos principales alimentos que consumíamos antes de la pandemia eran arroz y pescado”, dice Willie. “No podíamos permitirnos comprar hortalizas frescas”. Ahora, las hortalizas forman parte de su alimentación diaria. 

El PIRAS brindó al grupo depósitos para recoger el agua de lluvia y asesoramiento sobre cómo conservar semillas de calidad para futuras cosechas, lo que resulta fundamental para planificar el futuro en este atolón del Pacífico, donde las semillas pueden escasear y ser costosas. Los jóvenes también cercaron sus parcelas para proteger los cultivos del ganado y aprendieron a fabricar compost de calidad para abonar el terreno. 

Los miembros del grupo de jóvenes se han convertido en líderes de la agricultura sostenible en sus comunidades y han encontrado una forma de trabajar, aprender y obtener ingresos juntos. “Nuestro grupo se reúne y trabaja en el huerto todos los días. Cuando se unen nuevos miembros, les enseñamos todo lo que hemos aprendido en los cursos de formación”, dice Willie. 

Alimentación saludable  

Teakontaake se mantiene sano cultivando verduras y
cocinando comidas nutritivas. © Kamaawa Ioane

En las alejadas islas periféricas de Kiribati, donde la agricultura puede enfrentar desafíos incluso mayores, el Proyecto de Fomento de la Alimentación y el Agua en las Islas Exteriores, ejecutado por el FIDA, ayudó a Teakontaake Teata, de 42 años, a incrementar sus ingresos y mejorar la alimentación de su familia gracias a la agricultura integrada.  

Aumentar el consumo diario de hortalizas puede reducir el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles, como el cáncer de esófago en un 28,5 % y el ictus en un 23,2 %. Gracias al libro de recetas y la formación que le proporcionó el proyecto, Teakontaake cultiva hortalizas y prepara comidas nutritivas, lo que la ayuda a controlar su diabetes y la hipertensión arterial, y gana 100 dólares de los Estados Unidos al mes vendiendo el excedente de producción a un albergue local.  

De esta manera, Teakontaake y los miembros de su comunidad garantizan que, pese a los graves efectos del cambio climático y las condiciones del terreno, que no resultan propicias para la agricultura, todos puedan acceder a alimentos saludables de producción local que nutran su organismo.