Cincuenta años de transformación rural: los mayores logros del FIDA

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Cincuenta años de transformación rural: los mayores logros del FIDA

Tiempo estimado de lectura: 7 minutos
© G.M.B Akash

Los años setenta fueron una década turbulenta. En todo el mundo, la escasez de alimentos provocó hambruna generalizada, malnutrición y un número incontable de muertes. No había duda: el mundo necesitaba soluciones a largo plazo para abordar los problemas estructurales relacionados con la pobreza y la producción de alimentos. 

El FIDA se fundó en 1977 por necesidad. Desde entonces, ha permitido que millones de personas del ámbito rural superaran estos problemas, salieran de la pobreza por sí mismas y crearan un futuro mejor para sus comunidades.  

A continuación, repasamos algunos de los mayores logros del FIDA a lo largo de los años. 

Década de 1980: pequeñas inversiones para obtener grandes beneficios 

En Bangladesh, en 1987, una pareja recibe un préstamo para mejorar su actividad de elaboración de aceite. © IFAD/Anwar Hossain

El término “microfinanciación” está de moda hoy en día. No obstante, en la década de los años ochenta, el FIDA fue una de las primeras instituciones internacionales en invertir en esta simple pero revolucionaria idea, liderada por el Banco Grameen. Al permitir que las personas más pobres accedieran a pequeños préstamos, estas podían salir de la pobreza por sí mismas. 

Entre 1981 y 1995, el FIDA aportó capital al Banco Grameen para ayudar a hacer llegar financiación muy necesaria a zonas remotas y, en última instancia, a todo el país. El banco fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2006. 

Décadas de 1980 y 1990:  insectos asesinos y asesinos de insectos

En Ghana, en 2022, algunos hombres preparan la yuca para hacer fufú, un plato típico de África occidental. © IFAD/Pascal Maitre 

En la década de los años setenta, la cochinilla devastó los campos de yuca de África y puso en peligro la seguridad alimentaria y los medios de vida de las poblaciones rurales más pobres del continente.  

En lugar de utilizar plaguicidas costosos y potencialmente peligrosos, el estudio de investigación financiado por el FIDA y realizado con el Instituto Internacional de Agricultura Tropical permitió encontrar una solución sencilla, natural y rentable: una pequeña avispa paraguaya que era el depredador natural de la cochinilla. 

La lucha biológica funcionó. En 1994, los agricultores habían obtenido beneficios por valor de 4 500 millones de dólares de los Estados Unidos con una inversión de 27 millones en medidas de control. Asimismo, se protegió del hambre a innumerables personas. 

A bordo de un envío de ganado importado llegó a Libia el temido gusano barrenador del ganado. Las larvas de este gusano horadan la carne y a menudo provocan la muerte. El parásito amenazaba con devastar el ganado alrededor del Mediterráneo y con la posibilidad de infectar a la extraordinaria fauna silvestre de África. 

El FIDA ayudó a diseñar y financiar un programa biológico dirigido por la FAO en el que se liberaron desde aviones millones de moscas macho previamente tratadas con radiación para que se aparearan con las hembras silvestres. Ello impediría la eclosión de los huevos y provocaría la desaparición de la población. En 1992, el gusano barrenador del ganado había sido erradicado de África del Norte.  

Década de 2000: no malgastar para evitar la escasez 

Las poblaciones rurales están doblemente afectadas por la energía, ya que el combustible puede ser caro y contaminante al mismo tiempo. 

Hasta principios de los años 2000, las poblaciones rurales de Guangxi Zhuang, al sur de China, quemaban leña y carbón para cocinar, lo que provocaba la desaparición de la exuberante vegetación de las laderas y obligaba a las mujeres a pasar buena parte de su tiempo recogiendo leña y cocinando con un fuego tóxico. Luego, en 2022, un proyecto rompedor del FIDA lo cambió todo.  

El Proyecto de Desarrollo Agrícola Integrado de Guangx ayudó a 30 000 hogares rurales a utilizar digestores de biogás: tanques en los que los desechos animales se transforman en gas natural limpio. Si bien la combustión de biogás produce dióxido de carbono, este es mucho menos potente que el metano emitido por la descomposición natural de los desechos del ganado. Además, una vez producido el gas, lo que queda es un fertilizante de gran calidad.  

El éxito del proyecto impulsó otros. Al final de la década, se habían construido 2,73 millones de tanques de biogás, que cubrían las necesidades de una tercera parte de los hogares rurales de Guangxi.  

En 2012, el FIDA llevó la idea a África, donde se instalaron a modo de prueba digestores flexibles de biogás, que eran un sistema portátil barato diseñado para adaptarse a las necesidades locales de Kenya y Rwanda

Década de 2000: soluciones sencillas para problemas complejos

Una mujer en Guatemala instala un sistema de riego por goteo. © IFAD/Santiago Albert Pons

A veces, pensar en pequeña escala puede dar grandes resultados. El riego por goteo hace llegar a cada planta la cantidad justa de agua y puede ser un salvavidas para los agricultores de zonas áridas. Sin embargo, los costos de instalación a menudo son prohibitivos.  

El proyecto Scaling up Micro-irrigation Systems, respaldado por el FIDA, logró que los equipos de riego fueran asequibles y accesibles en Guatemala, la India y Madagascar gracias a la creación de cadenas de suministro locales con medios poco ortodoxos.  

Por ejemplo, las personas sin hogar de Madagascar recogieron chancletas usadas y las transformaron en partes esenciales de las bombas de agua. No solo ellos obtuvieron unos ingresos, sino que los agricultores lograron tener equipos de riego baratos y eficaces. Más de 30 000 agricultores de los tres países mejoraron su seguridad alimentaria y ahorraron agua.  

Década de 2010: el papel del sector privado 

En Indonesia, los agricultores de cacao aprendieron nuevas formas de cuidar de sus árboles. © IFAD/Roger Arnold 

En la década de 2010, dos de las empresas alimentarias más conocidas, Heinz y Mars, se unieron para combatir la pobreza rural y la inseguridad alimentaria. 

En Egipto, el Gobierno puso en marcha un programa para resolver dos problemas de una vez: producir más alimentos recuperando tierras desérticas para cultivar y ofreciendo tierras y empleo a jóvenes titulados. Sin embargo, reverdecer el desierto resultó ser lo más fácil: el verdadero desafío era encontrar compradores para los alimentos que producían estas tierras recuperadas.   

El proyecto West Noubaria Rural Development Project, respaldado por el FIDA, negoció acuerdos para que los agricultores vendieran su producción a 56 empresas privadas. Entre ellas estaba Heinz, que proporcionaría semillas de calidad a los agricultores y, llegado el momento de la cosecha, compraría 6 000 toneladas de tomate para su famoso kétchup.  

En Indonesia, el proyecto READ del FIDA negoció un acuerdo entre Mars Incorporated y el Gobierno, ayudando a este último a despejar su inquietud por que una empresa privada pudiera explotar a los agricultores, así como la preocupación del sector privado sobre las ineficiencias del sector público.  

Gracias al acuerdo, los agricultores de cacao aprendieron nuevas formas de cuidar de sus árboles para producir más y mejor cacao, y duplicaron sus rendimientos. En 2017, Mars y el FIDA ampliaron su fructífera colaboración a otros países. 

Años 2020: mantener el éxito 

El éxito del FIDA radica en su compromiso con la innovación, la escucha y la satisfacción de las necesidades de la población rural.  

Actualmente, programas como el ASAP+ se valen de decenios de conocimientos y experiencia a escala mundial para ayudar a los agricultores más pobres a adaptarse al cambio climático y a ser más resilientes.  

En esta década de múltiples crisis, pedimos a nuestros asociados que sigan contribuyendo a la visión del FIDA e inviertan en los pequeños productores para que las comunidades rurales de todo el mundo puedan seguir prosperando en las décadas venideras.