Invertir en un futuro mejor: Cercano Oriente, África del Norte, Europa y Asia Central

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Invertir en un futuro mejor: Cercano Oriente, África del Norte, Europa y Asia Central

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© IFAD/Roger Anis 

La región del Cercano Oriente, África del Norte, Europa y Asia Central se extiende a lo largo de tres continentes: de las estepas de Asia central, pasando por el Medio Oriente, a las costas balcánicas del Mediterráneo y más allá, hasta donde África se encuentra con el Atlántico. 

Quedamos con Dina Saleh, directora regional de la División del Cercano Oriente, África del Norte y Europa, para averiguar cómo está lidiando con el conflicto y el cambio climático la población rural de la región y entender por qué las inversiones correctas pueden marcar la diferencia después. 

¿Cuáles son las principales dificultades de la región? 

La población rural de la región del Cercano Oriente, África del Norte y Europa se está enfrentando a multitud de dificultades, pero destacaré cuatro: la inflación, el cambio climático, las catástrofes naturales y el desempleo juvenil. 

La inestabilidad política mundial de los últimos años ha provocado el aumento de los precios de los alimentos. La inflación conlleva que muchas personas no puedan permitirse los productos cotidianos básicos. En el Sudán, desgarrado por el conflicto, la tasa de inflación es del 71,6 %; mientras que en Türkiye, un país de ingresos medianos, ha superado el 50 %. ¿Cuál es el resultado? Que una de cada cinco personas de la región padece malnutrición y casi 250 millones se ven afectadas por la inseguridad alimentaria. 

El cambio climático está agravando una situación que ya de por sí es compleja y dificulta aún más la producción de alimentos. En el Cercano Oriente y África del Norte, los países se encuentran al límite de sus recursos de agua dulce, que son vitales para cultivar alimentos. En Europa y Asia Central, la tierra está degrada debido al aumento de las temperaturas, la sequedad y las prácticas agrícolas y de riego insostenibles. 

Las catástrofes naturales, como las inundaciones en Libia y los terremotos en Türkiye y Marruecos, están haciendo perder años de progresos a los supervivientes, mientras que el conflicto y la fragilidad en países como el Sudán, el Líbano, Siria y el Yemen impiden que muchas personas puedan acceder a los alimentos y servicios básicos. 

Casi un tercio de los jóvenes del Cercano Oriente y África del Norte ni estudia ni trabaja, mientras que en Europa y Asia Central la cifras también son elevadas debido a las graves dificultades económicas y siguen aumentando. Cuando el desempleo el elevado, lo son también el riesgo de que surjan conflictos y de que se produzca la migración económica. 

¿Qué ha logrado el FIDA en la región? 

La nueva ley de pastos en Kirguistán está ayudando a las comunidades rurales a prosperar. © APIU/IFAD

 

Los países de la región del Cercano Oriente, África del Norte y Europa tuvieron un papel decisivo en la fundación del FIDA en 1977, ya que donantes como Arabia Saudita y Kuwait invirtieron 100 millones y 50 millones de dólares estadounidenses respectivamente solo en la primera reposición de recursos. 

En la actualidad, hemos invertido 942 millones de dólares en 20 países de la región. En Kirguistán, apoyamos la elaboración de una ley de pastos que otorgó el poder de gestionar estas tierras a las comunidades rurales. Gracias a la conservación del medio ambiente y la cría de menos animales, pero de mejor calidad, Kirguistán ha encontrado la forma de incorporar la ganadería a su estrategia de reducción de las emisiones. 

A medida que el clima cambia, las olas de calor, la sequía y las incursiones de agua salada están dificultando el cultivo en el fértil delta del Nilo, en Egipto. Pero el Proyecto de Medios de Vida e Inversiones Agrícolas Sostenibles, financiado por el FIDA, está introduciendo nuevas tecnologías, como la acuaponía y los métodos de riego sostenibles para que los agricultores puedan seguir alimentando al país. 

Estos ejemplos muestran cuán grande puede ser la repercusión. Sin embargo, saber cómo ha cambiado la vida de una única persona gracias al trabajo del FIDA puede ser igualmente gratificante. 

Una de estas personas es Insaf Refai, una madre soltera que huyó de la guerra de Siria con sus cuatro hijos en 2012. Gracias a su talento y dedicación y al proyecto del Fondo para Refugiados, Migrantes y Desplazados Forzosos en pro de la Estabilidad Rural (FARMS), financiado por el FIDA, en la actualidad dirige un próspero taller de costura en Jordania. “Supe que debía hacer frente a la situación y ser fuerte por mis hijos. Me repuse y asumí nuestra nueva vida”, afirma. 

Las historias de innumerables personas del medio rural como Insaf resuenan en mi mente. En la región del Cercano Oriente, África del Norte y Europa, el FIDA está devolviendo la confianza que depositaron en nosotros los países de la región hace 50 años y trabajando arduamente para transformar el futuro de las poblaciones rurales, incluso en las circunstancias más difíciles. 

¿Qué oportunidades podría ofrecer la región si aumentaran las inversiones? 

Las inversiones para lograr una alimentación más saludable y reducir las importaciones de alimentos pueden beneficiar a comunidades enteras. © IFAD/Imam Ibrahim Albumey

 

Estamos decididos a optimizar nuestro trabajo. Vinculando programas estratégicamente, como el relativo al Vínculo entre el Agua, la Alimentación y la Energía de Egipto, cuya finalidad es permitir el acceso de seis millones de personas a la financiación, la tecnología y las buenas prácticas agrícolas, podemos aumentar la eficacia y la sostenibilidad de nuestras inversiones. Ello implica trabajar en varios sectores de los que depende la población rural y crear oportunidades para los jóvenes. 

 

En Egipto, estamos aprovechando los métodos de riego tradicionales para generar tecnologías modernas de gestión de los recursos hídricos y aumentar las buenas cosechas en condiciones atmosféricas erráticas. Invertir en nuevas represas y construirlas en lugares más adecuados ha permitido que las comunidades beduinas del norte de Egipto puedan hacer frente a los efectos del cambio climático, como la sequía y las inundaciones, y volverse más resilientes. 

Además, las inversiones a largo plazo en opciones alimentarias sostenibles, como la diversificación de la alimentación, son fundamentales para lograr la seguridad alimentaria y fortalecer los sistemas alimentarios. En el Sudán, nuestro Proyecto Integrado de Desarrollo de la Agricultura y la Comercialización logró ayudar a las comunidades rurales a crear huertas de hortalizas sostenibles y nutritivas, lo que permitió que las dietas fueran más saludables y redujo la dependencia de las importaciones de alimentos. 

¿Cuál es su mensaje para las personas que están decidiendo cuánto aportar al FIDA? 

Sabemos que las inversiones en las poblaciones rurales funcionan y que los efectos pueden ser duraderos. No obstante, también somos muy conscientes de que en la región del Cercano Oriente, África del Norte y Europa los logros y los progresos pueden ser frágiles. Las crisis serán cada vez más habituales a menos que los responsables de la toma de decisiones inviertan urgentemente en aumentar la resiliencia